Empecé hablar inglés al casarme con mi esposo de 42 años. Soy madre de dos hijos.  

Mi esposo fue militar de carrera y yo fui su esposa durante toda esta jornada que, aunque no fue una vida fácil si fue una vida llena de experiencias memorables. La carrera militar de mi esposo nos llevó a vivir en diferentes países y experimentar nuevas culturas. Nos mudábamos cada 18 meses, vivimos en hoteles, casa de la base y apartamentos. En muchos de los lugares que viví era la única hispana del grupo y no tenía la facilidad de tener ninguna clase de comunicación en español.  Durante nuestra vida militar me dedique a trabajar, al voluntariado, a estudiar a enseñarme a coser, tejer, cocinar y todo lo que podía mantener mi mente ocupada. Fue como esposa de militar que aprendí lo importante de una mano amiga, la importancia de integrarnos a la comunidad en la que vivíamos, ya que cuando mi esposo tenía que irse por su trabajo, él sabía que, aunque él  estaba ausente había una comunidad lista a tenderme la mano.

Cuando yo pensaba que sabia todo lo necesario para vivir en la comunidad me di cuenta de que ser madre también nos lleva a experiencias únicas para las que no estaba preparada.  Tuve la bendición de quedarme en casa con mis hijos y ser mamá y papá mientras mi esposo trabajaba. Mi voluntariado en esta etapa de mi vida fue en el ambiente escolar, enseñe y estuve a cargo de escuela dominical, ayude a organizar eventos de iglesia y de la escuela, además me involucre con girl and boy scouts, chofer de mis hijos y todo lo que involucra ser madre. En esta etapa de mi vida también aprendí lo duro de estar sola pero esta vez con la responsabilidad de tener hijos y una vez más aprendí lo importante que es tener personas a mi alrededor a quien acudir para orientación. 

Mi vida profesional de maestra me enseñó a ser líder, trabajar en grupo y que de cada persona en nuestro camino tenemos mucho que aprender.  Tristemente para mí, tuve que dejar una profesión que me gusta debido a un derrame. Sin embargo, fue ese mismo derrame que me recordó que hay que seguir con mente positiva y ver el vaso mitad lleno y no mitad vacío.

Cada etapa de mi vida me llevo a un crecimiento tanto intelectual como espiritual. Me enseño la bendición de un buen amigo y la importancia de conocer la comunidad. 

Aunque siempre me he dedicado a ayudar a la comunidad nunca tuve la oportunidad de conocer personas de mi país de origen. Así que decidí que estaba en mi poder cambiar esa parte de mi vida, fue entonces que con el apoyo de mi esposo formé la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas.

 “Lo que pensé que yo podía dar a las integrantes de este grupo no se compara a lo mucho que ellas han contribuido en mi vida. Nuevamente y en otra etapa de mi vida estoy mirando hacia un futuro lleno de experiencias nuevas de la mano mujeres extraordinarias.” 

Patricia García -Groce

Tengo 3 hijos maravillosos y soy una abuela muy orgullosa de mis 12 nietos.

Durante mi estadía de 8 años.  En Jakarta, Indonesia, fui dos veces Presidenta del Club de Señoras Hispanas. Trabajamos muy eficiente y siendo nuestro principal objetivo ayudarnos y relacionarnos con cada socia ya que estábamos tan lejos de nuestros países y familia, fue en este lugar donde tuve la oportunidad de hablar y relacionarme con gente de habla español.

El club también tuvo como prioridad ayudar e involucrarse con la comunidad indonesia y nuestra mayor ayuda fue a 2 Orfanatos

Soy socia de la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas desde hace 6 años y disfruto mucho de la armonía y amistad de mis queridas compatriotas las cuales me hacen sentir más cerca de mi país.

Martha M.

Este grupo es importante para mí, porque es mi forma de conexión con mi amada patria. Representa a la familia que quedó en nuestro suelo ecuatoriano y que añoro siempre. En este grupo de damas compartimos la misma identidad, miedos y sueños.

Mi vida ha cambiado desde que pertenezco a la Asociación de Damas Ecuatorianas en El Norte de Texas, porque ya no me siento tan lejos de Ecuador. 

Tengo a las amigas que hablan el mismo idioma (dialecto, que me entienden si digo ñañita..jijij), que comparten conmigo las costumbres, historias y gustos por la comida nacional. Sin exagerar, puedo decir que tengo a las hermanas que la vida me dio, porque ellas me escuchan, aconsejan, reprochan si es necesario, que ríen y lloran conmigo, que celebran mis triunfos y que me sostienen espiritualmente cuando lo necesito.

CARLA V

Cuando me invitaron por primera vez a la reunión, estaba feliz porque sabía que conocería a personas de mi país natal. El día de la reunión me sentí muy emocionada porque fue más que conocer ecuatorianas, era volver a mis raíces, hablando de lugares en común, los dichos, los chistes únicos y la rica comida, me sentí transportada a mi lindo Ecuador.

Fue en la Asociación de Damas Ecuatoriana en el Norte de Texas donde encontré la parte de mí que estaba perdida, me di cuenta que no era la única que añoraba Ecuador. Vi que todas llevamos a nuestro país en el corazón.

MARITZA A

Pertenezco a la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas desde sus inicios, siendo socia activa. 

 Este grupo para mi llena todas mis expectativas, es como estar en mi país, ya que tratamos de preservar nuestras costumbres, tradiciones, gastronomía, y lo más importante existe hermandad e igualdad entre nosotras.

FRANCISCA P.

 Me gusta ser parte de la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas ya que desde el primer día me sentí como en familia.  Todas somos del mismo país y a todas las chicas les siento muy sinceras y muy colaboradoras en todo sentido.

 Es un grupo muy organizado que tiene proyectos y metas actividades y muy buenas ideas. 

Las personas que dirigen el grupo son muy profesionales.  Gracias a todas por poner un granito de arena para que el grupo siga manteniéndose activo y que Dios nos siga bendiciendo para que el nombre de nuestro país siga en alto.

ELIZABETH T.

He sido parte de la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas desde sus inicios.  Este grupo significa para mi "Hermandad" ya que al estar fuera de nuestro país estamos prestas para ayudarnos mutuamente. Somos un grupo de mujeres que sabemos entender los silencios, las sonrisas y los estados de ánimo sin sentirnos ofendidas, lejos de envidias, de celos, sabemos lo que es aceptar sin juzgar.  Además, la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas representa para mi mantener mis raíces y la comunión constante de mis compatriotas.

Seguiré adelante apoyando dentro de mis capacidades y posibilidades al grupo de la Asociación

Elsy A.

  Siempre fui bendecida ya que durante cada cambio de mi vida Dios me puso y sigue poniendo personas buenas en el camino que me han ayudado a integrarme a la comunidad.

He pertenecido a la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas desde su inicio. 

 He recibido mucho cariño de parte de todo este maravilloso grupo al cual denominaría las hermanas que Dios me dio lejos de mi País.

Mirna V.

Conocí a este maravilloso grupo de mujeres llenas de historias impactantes con corazones desbordantes de amor y honestidad, Al inicio de su formación gracias por dejarme ser parte de sus vidas amigas.

Diana M.

En la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas he encontrado un pedacito del Ecuador al que amó y tengo siempre en mi corazón.

Gracias mis queridas Damas.

Mery V.

En una reunión multicultural conocí a Patricia Groce y me emocionó cuando ella me platicó que le gustaría conocer más ecuatorianos aquí en Tx.  Es así como poco a poco se corrió la voz entre nosotros los ecuatorianos y empezamos a reunirnos. Esto fue grandioso! Ya que dio inicio a la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas. Pertenecer a esta asociación es como estar en Ecuador ya que compartimos nuestra gastronomía, momentos divertidos al igual que momentos tristes, hablamos con frases que nos identifican con nuestras raíces. 

He encontrado un grupo donde nos entendemos, nos sincerarnos, nos cuidamos, además de llorar y estar en los buenos y malos momentos que se nos pueda presentar (soy testigo de su apoyo incondicional).  

Me siento apoyada y muy feliz de ser parte de la Asociación de Damas Ecuatorianas en el Norte de Texas y me gusta ser parte de labor social que es una de las metas por la que trabajamos ya que me permite ser parte activa en la comunidad.

A pesar que mi corazón está herido por la pérdida del amor de mi vida, en el 2018 nunca me dejaron sola, sentí su cariño, hoy vivo con mis dos hijos quienes llenan los días de mi vida y continuamos trabajando en los sueños que junto a mi esposo planeamos.

Iris M.